miércoles, 13 de agosto de 2008

Ensayo No.1




Los sistemas como métodos de represión.

Como muchas personas y muchos sistemas del mundo, Marcuse cambio sus ideas a partir del movimiento global de 1968, sin embargo, sus teorías y conceptos políticos ya los había adquirido desde mucho antes. Es sin duda, el constante cambio que se da durante su época, que define su forma de pensar. Desde la Primera Guerra Mundial, era posible observar como los sistemas habían suprimido a las poblaciones y todos los principios de revolución habían desaparecido. Y no solamente los principios de revolución, las personas, sus derechos, su vida, su forma de pensar, etc., todo eso estaba siendo suprimido por la represión de las sociedades.

Tras el pensamiento de Freud, el cual indicaba que las personas debían suprimir sus pensamientos y su libido para mantener el correcto funcionamiento en la sociedad y de la sociedad, Marcuse lo ha abordado de una distinta manera, y según el, los aspectos mas destructivos de la represión se dan en las sociedades especialmente opresoras, lo cual añade una sobrepresión que surge a causa de la base de rendimiento de las sociedades capitalistas. Sin embargo, no solamente analiza las sociedades capitalistas liberales, la misma Unión Soviética, tenia características represivas, ocultando un sistema de explotación, y el cual hace más eficaz debido al maquillaje de dicha represión. Así, se produce una paradoja o una forma de entender y abordar el concepto de cómo funcionan las sociedades como métodos de represión.

En las sociedades capitalistas, en las que se supone la liberalización de las costumbres y los mercados, realmente en lugar de conducir a una mayor libertad, las costumbres o deseos se integran al sistema y se ponen al servicio, convirtiéndose en un producto del mercado y del consumo. Como ejemplo, la sexualidad, en la cual una cultura más libertaria se abre totalmente a este tipo de temas, pero el mismo sistema capitalista lo convierte en un producto, y al introducirse en el sistema, se pierde el sentido crítico y esta dominado por dicha sociedad y he aquí la opresión. El hombre perteneciente a las sociedades capitalistas se cega por el consumo sin freno y en la que se pinta una falsa liberalización de las costumbres. Incluso los mismos productores y consumidores de clase media/alta han perdido el sentido del bienestar, y han adquirido o “comprado” el bienestar ofrecido por el consumismo. A esto es a lo que Marcuse le llama un hombre “unidimensional”, ya que se estandariza, se incluye y se introduce en el sistema, dejando de lado todas sus verdaderas necesidades y sus pensamientos. Por eso, según Marcuse, es importante que el hombre mantenga su capacidad crítica de pensamiento, el sentido de la alegría y de las sensaciones personales.

Como aun nos mantenemos en un mundo dominado por las sociedades capitalistas y la explotación, en el que los explotados prácticamente han aceptado y han tenido el consentimiento de este sistema, en el que el mercado ha manipulado las necesidades y los deseos de las personas que ha afectado al pensamiento mismo, Marcuse considera que solamente las capas mas marginales de la sociedad y también los jóvenes, pueden construir nuevos sujetos y principios revolucionarios, luchar contra la sobre represión y dar la verdadera libertar que merece la población sin sistemas de explotación, cambiar las estructuras sociales y principalmente las de organización de trabajo y la redistribución de riquezas. Es así como se deben crear cambios y alcanzar un “socialismo utópico” pero un poco mas radical.

“Los hombres necesitan en su lucha por la existencia del esfuerzo del conocimiento, de la búsqueda de la verdad, porque a ellos no les esta revelando la manera inmediata de lo que es bueno, conveniente y justo.”


martes, 12 de agosto de 2008

Vida y Reseña Bibliográfica

Herbert Marcuse fue un filósofo de origen germano, quien nació el 19 de julio de 1898 en Berlín, Alemania, dentro del el seno de una familia de la alta burguesía de orígenes judíos que ya estaba muy germanizada. Cuando estalló la I Guerra Mundial, Marcuse participó como soldado.

En 1919, se afilió al SPD (Partido Socialdemocrata de Alemania) y fue miembro del consejo de soldados de la ciudad de Berlín. Cursó estudios en las universidades de esta ciudad y Friburgo. En esta, obtuvo el doctorado, bajo la dirección de Heidegger, con una investigación sobre Hegel. Sin embargo, se dió de baja del SPD después de asesinato de Rosa Luxemburg.

Formó parte del Instituto para la Investigación Social de Frankfurt, que era un anexo de la escuela filosófica del mismo nombre, junto a otros filosofos como Theodor Adorno y Max Horkheimer hasta 1933, en que el Partido Nacionalsocialista conquista el poder y se clausura el centro. Fue uno de los mas reconocidos filosofos y teoricos de dicha escuela, y como la mayoría de los miembros más conocidos de la Escuela de Frankfurt, asi mismo como casi todos los marxistas alemanes de la época, tuvo que exiliarse cuando se produjo la subida de Hitler al poder.

Después de una corta estancia en Ginebra y en París, llegó a Estados Unidos en 1934. Trabajó como profesor en el Instituto para la Investigación Social de la Universidad de Columbia y para distintas agencias de información del Gobierno federal y desde 1950 enseñó sucesivamente en las universidades de Columbia, Harvard, Brandeis y en la Universidad de California, en San Diego. Fue uno de los principales teóricos de la izquierda radical y del movimiento denominado Nueva Izquierda, un crítico del orden establecido y la cultura convencional.

Durante la Segunda Guerra Mundial, trabajo para la Oficina de Servicios Estrategicos de los Estados Unidos (US Office of Strategic Services), precursora de la CIA, analizando informes de estrategia sobre Alemania (1942, 1945 y 1951).

Es considerado padre espiritual de los levantamientos de mayo de 1968 en París y diversas capitales de Alemania su influencia en jóvenes teóricos del moderno pensamiento político, como el francés Daniel Cohn-Bendit, el gemano-oriental Rudi Dutschke o el griego Nicos Poulantzas, ha sido decisiva para desprender las doctrinas filosóficas críticas de su ortodoxa vinculación a los conflictos ideológicos y estratégicos de la guerra fría.

Su primer escrito es un ensayo titulado “Contribución a la fenomenología del materialismo histórico” (1928), un intento de conciliación entre la fenomenología de Husserl y el marxismo. Esta tentativa responde a la exigencia a la cual obedecieron, entre los años 30 y 40 del presente siglo, otros pensadores marxistas. Su filosofía social está enunciada en Razón y revolución (1941), Eros y civilización (1955), El marxismo soviético (1958) y El hombre unidimensional (1964).

Marcuse regresó a Alemania y fallecio en Starnberg, cerca de Munich, el 29 de julio del año 1979.

Sus obras más importantes son: Ontología de Hegel y la fundamentación de una teoría de la historicidad (1932), Hegel y el origen de la teoría social (1941), Eros y civilización (1957), El marxismo soviético (1958), y El hombre unidimensional (1964).